¿Cómo nació Javiera Bielefeldt?

Si te dijera que jamás se me pasó por la mente escribir, ¿me creerías? La verdad es que es así. Nunca creí verme en este mundo de la literatura, y si me preguntas hoy en día si me arrepiento de haber llegado aquí, la respuesta es no. He conocido gente maravillosa que me ha acompañado a lo largo de los años, solo estoy esperando el momento para poder darles un abrazo y agradecerles por estar conmigo en las buenas y en las malas.

Bueno, ahora si te cuento cómo nació Javiera.

Un 22 de abril de 2015, me tocó vivir una experiencia nueva y a la vez traumática junto a mi familia. Tuvimos que salir arrancando de casa, porque un volcán, (¡SÍ! Leíste bien), hizo erupción. Entre el miedo de salir a salvo, sabiendo que dejamos nuestra casa sola y sin saber que nos tenía preparado el futuro, escapamos llegando a un albergue donde estuvimos durante tres semanas.

En ese lugar estábamos a salvo y compartiendo vivencias con personas que al igual que nosotros, les tocó escapar de casa.

Lo anecdótico de la situación es que en el lugar donde estaba nuestra casa, solo teníamos un mes y medio viviendo y en el albergue, vine a conocer a casi todos los vecinos de la villa donde vivía.

En la imagen adjunta, puedes ver la magnitud de la erupción, donde nosotros estábamos justo abajo de toda esa gran nube de ceniza (la que fue tan grande que llegó hasta Buenos Aires en Argentina).

¿Cómo se puede sobrellevar una situación como está? No hay un manual que te enseñe a hacerlo, cada uno debe buscar la mejor opción para poder estar y sentirse bien, dentro de toda la complejidad del momento.

En mi caso me tocó ser la piedra de soporte de mi familia y no fue nada sencillo, teniendo en cuenta que mis hijos, tenían en aquel entonces 5 años y 6 meses. Su padre (con el que ya no estoy hoy en día), tenía preocupación por su papá, un señor de más de 60 años que estaba recibiendo toda esa ceniza, porque no quiso salir de su casa. Y a eso hay que sumarle la preocupación de nuestros padres, (la madre de mi ex pareja y los míos) y en cuyo caso de mi padre, no pudo salir de casa a rescatarnos y tuvo que refugiarse en la suya a unos 45 kilómetros de donde estábamos.

Como verán no fue nada fácil. Y el tener tantas sensaciones, pensamientos y emociones hicieron que me volcara hacia lo que sabía hacer en ese momento, que era artesanía (en macramé), por más que pedí a los encargados del albergue que me pudieran conseguir algunos hilos, fue imposible. Por lo que cambié de estrategia y comencé a escribir algunas palabras en un hoja, pequeñas oraciones que luego se fueron transformando en párrafos y estos, en capítulos.

Todo esto, ya casi al final del tiempo en el albergue, por lo que el día que pudimos salir de ese albergue hacia una nueva casa, fue un alivio, por saber que aunque no volvería a nuestra casa (por decisión propia), estaríamos en un lugar seguro y lejano al volcán, por temor a lo que pudiese pasar después.

Algunos de esos párrafos ya vieron la luz, en mis novelas ya publicadas. Hay otros que no he concluido pero que espero hacerlo pronto. Como verán, mi escape, fue la escritura, inventando mundos nuevos para poder "escapar" del mío que tantos miedos me estaba trayendo consigo.

Espero que te haya gustado conocer mi historia. Nos leemos pronto, ¡un abrazo!